domingo, 26 de abril de 2009

Pornografía legítima: el porno-chic


¿Cómo hacer válida una norma que la sociedad manifiesta como deshonesta?

Bajo los estándares sociales, la pornografía es un elemento sucio y prohibido para la salud moral de la comunidad; pero cuando los cuerpos desnudos y actos eróticos se visten con moda, lujo y arte, éstos se vuelven totalmente aceptados; esto es el porno chic.
En la vieja concepción greco-romana la pornografía era comprendida como la manifestación del “placer de vivir”. Los tiempos cambian y para la cultura moderna es un recurso para descargar las tensiones sexuales mediante la fantasía.
De acuerdo al Dr. Kinsey; la pornografía se define “cómo imágenes o literatura que buscaban deliberadamente y por sobre todo objeto, la excitación de la emoción sexual”. El principal recurso de la pornografía es la descripción deliberada de los órganos genitales y prácticas sexuales.

Lo porno es un ingrediente que le da sabor a la vida, pero a pesar de ello, las normas sociales han restringido su difusión al tachar este tipo de contenidos como obscenos, destinándolos exclusivamente para aquellas mentes pervertidas.

Es innegable que nuestra sociedad ampliamente consumista ha dejado un poco atrás sus ataduras púdicas, para permitir que un naciente género de nuestra realidad mundana acapare los medios de comunicación.

El porno chic –pornografía chic– deviene del vocablo francés chic, que corresponde al término inglés arty, ambos producen una pornografía de gran calidad técnica y estética que más allá de mostrar crudamente el cuerpo desnudo y los actos sexuales, posee aspiraciones artísticas.

A diferencia de una revista en la que aparecen exuberantes mujeres desnudas con musculosos compañeros a punto de iniciar el coito, la pornografía chic muestra la imponente belleza de la anatomía humana desde una perspectiva que combina arte y glamour, lo cual deja a un lado la sensación de lo grotesco.
Lo que destaca en el porno chic es el poder retratar de manera correcta la estética corporal. “Aquí resalta el valor del cuerpo más que al acto sexual. El sujeto es remitido a su propio cuerpo en forma narcisista” de acuerdo a Blanca Hoz Zavala.

En estos tiempos de cansancio profundo que a todos nos atormenta, cuando se pensaba que todo estaba perdido, llega el porno chic para recordarnos que el sexo puede ser una experiencia sublime y hasta divertida.


Mientras unos cubren sus cuerpos con aceites y bronceadores para resaltar y definir los elementos de la lujuria más salvaje, otros emplean mínimas prendas y accesorios de marcas de gran renombre como Dolce and Gabbana, Calvin Klein o Jean Paul Gaultier.
Los ejemplos más comunes del porno chic retratan los cuerpos de jóvenes modelos semidesnudos para las campañas de ropa interior de Armani, 2(x)ist, D&G, Intimissimi y Victoria´s Secret.

Más allá de exhibir unos calzones respaldados por una exitosa firma, es la venta del hombre –ahora cada vez más– y la mujer como productos para descargar las fantasías sexuales frustradas y aliviar las tensiones carnales.


Pero ambiciosamente y sin importar si se use para promover ventas comerciales o para ilustrar de manera artística algún contenido de moda, la pornografía chic mezcla el sexo con el éxito social y los bienes materiales; para invadir los terrenos de la industria del vestido, cosmética y perfumería.

Al rebuscar en los orígenes del porno chic la tarea es difícil, pero basta decir que la moda se percató de la fuerza del deseo y el erotismo visual, para sacarle provecho al sexo y al arte. Una de las primeras muestras de este tipo de pornografía fue con el fotógrafo Edward Steichen, quien introdujo el sexo en la publicidad con un desnudo para el jabón Woodbury en 1936.

El porno chic pasa por Guy Bourdin y sus creaciones eróticas- surrealistas en los setentas; pero justo cuando empiezan a aparecer un sinfín de nombres, la lista se detiene en el de Tom Ford cuya experiencia en este campo es de obligada referencia.

Diseñador y modelo de origen tejano, toma las riendas de Gucci en 1990 y desde su primera colección muestra un fuerte desenfado y libertad sexual... Innegable prueba de este encanto fashion, es la sesión de fotografías de Ford en noviembre de 2005 para la revista W, en la cual muestra actitudes muy fetichistas con maniquís.


El diseñador además de homosexual declarado, le rinde homenaje a la presencia viril en un exclusivo portafolio para la revista gay Out, en el que se sube al ring para iniciar un trío con dos atléticos boxeadores y culminar en las regaderas.


Más tarde decide lanzar su propia fragancia gracias a la mancuerna con Esteé Lauder y para la campaña recurre a Ferry Richardson, un genio de la fotografía de moda, quien sólo cubre los genitales femeninos con el pequeño frasco del perfume, escandalizando a los más recatados por su alto voltaje sexual.

Tentadoras también resultan las innumerables fotos de la top model Kate Moss, quien a sus 17 años posa en topless y argumenta “lo único que quería era jugar y mostrar un poco las tetas”. Pero su relación con la pornografía no termina ahí y fehaciente testimonio de ello son las tomas del calendario Pirelli 2006.

A pesar de que la moda y el sexo tienen una gran aceptación social, algunas veces la gente no llega a comprender los elementos artísticos que componen esta relación. Cuando las imágenes traspasan el límite de lo que está y no permitido, es necesario un alto, porque hay fronteras que no se pueden sobrepasar así sea la manifestación que sea.



En 2006 Dolce and Gabbana mostró en su campaña de ready to wear un anuncio en el que una mujer era sometida por un hombre en poses sugerentes. Algunos activistas “pusieron el grito en el cielo” al señalar que la publicidad minimizaba la figura de la mujer e incitaba a prácticas como el sadismo.

Dolce & Gabbana retiró de España el polémico anuncio que suscitó las críticas de varias feministas y activistas. La pareja de modistas italianos declaró en un comunicado que los españoles eran unos “atrasados” porque no fueron capaces de entender el valor estético de la imagen. “¿Qué tiene que ver una foto artística con un hecho real?”, preguntaban Domenico Dolce y Stefano Gabbana tras el escándalo.



Pero lo que no te mata te hace más fuerte, por lo que el porno chic busca sobrepasar los límites de lo aceptado, con tal de fortalecer su legitimidad social, pues trasforma lo más extremo en productos comercialmente aceptados.

La casa Shaï, decidió emprender una campaña demasiado subida de tono; para su catalogo on-line presentan tres cortometrajes en los que se aprecian escenas de sexo explicito realizados por actores porno profesionales.

Lo anterior nos deja claro que al sobrepasar la censura, el porno chic se vuelve más fuerte y poco a poco vas ganando más aceptación, pues supera obstáculos como el del caso Dolce and Gabbana y los retos se van haciendo más grandes. Hasta la fecha el sitio de Shaï no ha sido censurado y sus visitas se han multiplicado porque el aspecto visual es excelente y la fotografía se encuentra cuidada en cada píxel.

Poco a poco, el porno chic va separándose de la estigmatización de obscenidad visual, pues a diferencia de la pornografía éste posee una gran cantidad de lujo, provocación y glamour.


¿Para qué escandalizarse ante la belleza del cuerpo humano? Hay que recordar que en el Renacimiento se le dedicaba tributo a la estética humana con pinturas de cuerpos desnudos dentro de contextos religiosos.

Las fronteras morales se están desmoronando para una mayor apertura de toda manifestación estética, y que mejor que sea la del cuerpo humano. La pornografía chic está conciente de ello y ahora su objetivo es rebasar las fronteras tradicionales de la moda, pues ésta también engloba performances y personajes.

Por ejemplo, el striptease dentro de los parámetros sociales ha encontrado una reivindicación con una mujer llamada Dita Von Teese, reina del burlesque y el arte del desnudo, que si bien, fue despreciada por estas prácticas, decidió cambiar de rumbo e incorporar objetos estéticamente visuales a sus presentaciones.

Ahora no sólo es reconocida por sus eróticos bailes, sino es admirada por diseñadores y famosos por su estilo retro glam, el cual, irónicamente le proporcionó la decimotercera posición como la mujer mejor vestida del mundo de acuerdo a la revista Vogue.

La función principal del porno chic se vislumbra finalmente como un intento deliberado de combinar el sexo y la trasgresión, mediante elementos de carácter artístico, para así cimentarse dentro de la aceptación social. La moda es, y sigue siendo, el espacio más productivo para ello, con base en factores como el glamour y el lujo.

La liberación de la pornografía ha comenzado. La marca Benetton a cargo de Oliverio Toscani siempre se ha caracterizado por movimientos sexualizadores ,cuyos anuncios han pasado por el porno chic ;pues siguen la tendencia del cuidado de la imagen corporal y un excelente tratamiento fotográfico donde la sexualidad se vive como un suceso cotidiano, común y sin tabúes.

Los más puritanos –mojigatos como se les llama coloquialmente– dirán que es demasiado, los depravados le dedicaran un intimo tributo y los más inteligentes sólo se divertirán viendo cómo la moda y sus habitantes ponen en juego las barreras morales de toda la sociedad.

Si es bien visto o no, será una cuestión de cada quien. Alguna vez la cantante Madonna señaló: “No veo cómo un hombre mirando a una chica desnuda en una revista esté degradando a la mujer. Me encanta mirar la revista Playboy porque las mujeres se ven hermosas desnudas.”



Dicen que la moda refleja los deseos y sueños del hombre; lo cierto es que también el porno chic es autor de miles de sueños, aunque éstos sean húmedos.

fuente: Fashion Media

1 comentario:

Alfgonso84 dijo...

cuando desias porno chic


usando la moda no entendia



hasta que vi la imagen de los chicos desnudos en tanga



jejeje



seguiso me exito con ellos



buen tema, xido